Estar en una encrucijada y no tener todavía claro lo que deseas para tu vida. Te miras y como primera impresión te sorprendes de lo que lograste, ese esfuerzo y las oportunidades que tuviste y te ha dirigido a lo que eres ahora, todo el mundo aplaude tus logros, piensan que debes estar feliz por lo que vienes logrando, pero a veces la realidad dista de ser lo que se ve a primera vista; eres una persona que lograste crear esas capacidades pero no estas contento con lo que eres, no estas contento con lo que te encuentras viviendo. Y esa molestia no es porque estés inconforme con lo nuevo que te rodea, sino es algo más profundo, que es no tener claro lo que tu quieres para tu vida, eres alguien que mientras más avanza más preocupado estas por que surgen muchas interrogantes que no sabes si lo podrás responder, eres una persona con dudas que se encuentra vacía en su interior, es un cascaron que esta frágil y tiene miedo a romperse.
A veces te pones a rememorar ese pasado, y vendrán recuerdos lindos así como otros tristes, muchos de esos recuerdos tendrán nombre de persona otros serán ese grupo de amigos que te acompaño. Pero ahora esos recuerdos se difuminan porque ya cada uno tomo su propio camino, son recuerdos ya que en el presente es difícil que se vuelvan a cruzar, cada personaje ha iniciado su propio camino donde no solo la distancia será un obstáculo sino que cada persona asumirá nuevos compromisos que serán sus nuevas prioridades.
Sentir esos recuerdos y verte ahí festejando tus triunfos parciales te brota un sentimiento de nostalgia que viene acompañado con la soledad, esa soledad que muchas veces fue un fantasma que te asusto de pequeño, ahora vuelve a aparecer y te acecha y atemoriza y te dice presente. Sentir que no tienes con quien festejar esos triunfos, no saber si lo que estas logrando ha tenido un costo muy alto o es lo que llaman que la vida tiene etapas y debes aprender a adaptarte a esta etapa.
Es en esos días que uno quiere encontrar y querer saber si ha una explicación científica para lo se esta viviendo, uno quiere creer que es así la vida y que pronto vendrán otros nuevos personajes a formar tu vida. O bueno será que ya uno se acostumbre y empiece a conformarse con esa persona que solo le saluda o ese famoso compañero de trabajo que te acompaña la jornada laboral.
De pequeño uno recuerda lo feliz que era jugando con los amigos en su barrio, todo era felicidad. Pero al pasar los años uno empieza a viajar a nuevos lugares ,y la impresión inicial de emoción por el primer viaje viene precedido por una cierta preocupación porque ahora ya tu mundo dejo de ser ese barrio sino ahora son todos esas poblaciones que uno conoce, ya dejas de ser de creer que tu vida será en ese barrio y se te abre muchas opciones nuevas. Pero esa nueva oportunidad te trae muchas dudas porque ahora tendrás que escoger cual es el lugar óptimo para ti, tienes que saber escoger ese lugar que te incluya relaciones, oportunidades de trabajo y una calidad de vida. Y eso es un nuevo estrés que uno asume, porque muchas veces no se sabe si se esta tomando la decisión correcta. No sabes con que país sientes más afinidad y es el temor a equivocarte y no tener la oportunidad de rectificar. Y es que a veces existe ese temor al cambio, y no es solo porque uno se sienta cómodo en su estado de confort, sino que hay todo una sociedad que a veces no te da las señales correctas sobre lo que debes hacer, y es tu instinto lo único que uno confía, pero lo malo es que si eso falla, sientes que esta vida se te hace esquiva y no la vas a entender.
Me gustaría hacer el dicho: “Vive el Presente”, pero es algo complicado, porque a veces tener que asumir que la vida son procesos y dejas la ingenuidad de dejarlo todo a la suerte y asumes que todo tiene una causa y efecto; te lleva a mirar con temor los pasos que asumes. Es en ese momento que uno a veces ya no sabe lo que es, ni lo que quiere ni busca a futuro. Es en ese momento de autoevaluación que uno siente que se encuentra más vacío y necesita empezar a rellenarse porque no hay peor temor que sentirse Vacío y sin ganas de volver a alimentarse.
Amaru Samanamú Zilbert